Reconozco que mi cocina es, algo así, como el maletín del inspector Gadget, abres un armario y puedes encontrarte de todo, pero hay una serie de utensilios que son los que considero verdaderamente indispensables.
Los utensilios de necesidad básica son aquellos que forman parte, por ejemplo, de mi "kit de camping". Solemos salir una o dos veces al año de camping y llevamos nuestra cocina portátil con lo necesario para cocinar. Ahí si que tenemos que llevar sólo y exclusivamente lo necesario para salir del paso pero, que no nos falte de nada.
Un kit un poco más completo vendría a ser el que tienes en una segunda casa, esa a la que vas de vacaciones o fines de semana, en la que te gusta tener lo necesario para poder estar a gusto pero tampoco es cuestión de doblar menaje por completo.
Dentro de este segundo "kit" sí que se encontraría el termómetro de horno, es decir, que lo considero indispensable para poder elaborar todo tipo de repostería.
El motivo de que, para mí, sea un utensilio indispensable es que, por muy bueno que sea tu horno, lo tienes que conocer perfectamente para que la repostería te salga bien.
¡Por supuesto que mucha gente me dirá: "yo no tengo termómetro y mis magdalenas me salen perfectas". ¡Genial, eso significa que conoce perfectamente su horno! El problema es cuando cambias de horno o cuando, por muy bueno que sea, no has llegado a cogerle el truquillo.
Tengo el termómetro desde hace 11 años, funciona perfectamente aunque físicamente ya da pena verlo. Lo compré en una ferretería y me costó 5 euros, los últimos que he visto rondaban los 8 o 9 euros, una inversión mínima para las gratificaciones que te dará. No hay nada peor que estar viendo cómo suben tus magdalenas en el horno, las sacas y ... plufff, ¡se bajaron!, la mayoría de las veces es problema de la temperatura o, cuando sacas un bizcocho que, aparentemente está bien y por dentro está crudo.
Os aseguro que el horno que tengo en casa es más bien normalito tirando a regular y, hasta ahora, salvo escasas excepciones, todo me sale bien: magdalenas, bizcochos, roscón de reyes, panes, etc. Cuando tengo fracasos culinarios suelen ser por cuestión de la receta.
El ejemplo más cercano que tengo es mi madre que, empeñada en que su horno es magnífico, se negaba a comprar uno ya que decía que el problema de que no le salieran debía de ser que no tenía aparatos como los míos, pues bien, este fin de semana, por fin, he conseguido convencerla.
Por si todavía no lo había dicho, soy de Cuenca, una de las ciudades más bonitas que tenemos en España y, para los que vivimos en Madrid, a menos de 2 horas para hacernos una escapadita y poder respirar aire puro de vez en cuando.
Dicho esto y, aprovechando para dar un poco de publicidad a Cuenca, os cuento que tenemos un apartamento allí pero la cocina no tiene horno. Pues bien, hemos comprado un horno de sobremesa el cual he estrenado este fin de semana. Quería ver qué tal salían las magdalenas.
En Cuenca no tengo ninguna maquinita, tan sólo unas varillas para batir manualmente. Me llevé mi termómetro (no me ha dado tiempo a comprarme otro, ¡no penséis que soy así de mezquina y viajo siempre con él!). Hice la receta de magdalenas clásicas de Xavier Barriga y salieron perfectas, absolutamente ningún cambio con las que hago en el horno de casa y batiendo con la Kitchen Aid (eso sí, el brazo musculoso de tanto batir).
Por supuesto, se las llevé a mi madre para que pudiera comprobar cómo, hasta con un horno de sobremesa, con un buen termómetro que te marque la temperatura a la que realmente está, se pueden conseguir resultados extraordinarios.
Animo a todos los que dicen tener problemas con la repostería a que, si no tienen termómetro de horno, se compren uno. Es de esas cosas baratas que te proporcionará grandes satisfacciones.
Cuánta razón tienes. Muchas veces con poco dinero tenemos algo que nos soluciona bastante. Gracias por tu post, está muy bien. Un besito
ResponderEliminar¡Gracias Mara! Un besito
ResponderEliminarVerónica, yo también tengo toda clase de artilugios en la cocina. No tengo termómetro para horno, ahora ya quiero uno! =) Yo todos mis bizcochos y hasta panes de levadura los hago en mi hornito eléctrico de mesa. Casi no uso el horno de la estufa, me hace más práctico el hornito. Me gustó mucho tu blog, y gracias por visitarme en Gusta Usted.
ResponderEliminarBesos
Perdón Verónica, me parecía que no se habia publicado el comentario. Se publicó muchas veces.
ResponderEliminarJajaja! no te preocupes Nora, ya los he borrado, no obstante, me encanta recibir comentarios y, si son tuyos, mucho mejor.Un besito.
ResponderEliminar